En esta segunda parte me ocuparé de relatar algunos encuentros paranormales que han tenido los miembros de mi familia en casa.

En casa solemos tener siempre al menos un perro. Por ahora, una perra boxer nos acompaña y siempre está con nosotros.

Al final del pasillo se encuentra el dormitorio de mi madre. Frente a él, hay un baño y al final del pasillo, está la cocina. Un día, avanzada la noche y estando de viaje mi madre, ella notó que la boxer se quedaba mirando fijamente hacia el final del pasillo, no habiendo nadie. Esto lo hemos notado todos varias veces y lo único que se nos ocurre es que la perra es tan sensitiva que logró sentir a algún pericote en la cocina.

Sin embargo, cierta noche, en las mismas circunstancias, mi hermana estaba en el cuarto de mi madre con la boxer. De un momento a otro, la boxer empezó a gruñir mirando hacia el baño desde la puerta, sin que hubiera nadie dentro (ni despierto en la casa). Mi hermana dice haber visto que una niña en camisón pasó por el baño. En este caso, no se nos ocurrió un argumento para explicar el hecho y teniendo en cuenta de que mi hermana la única droga que se mete al organismo es su gaseosa negra, pues le creo.

En la tercera parte de este post, comentaré algunas de las situaciones extrañas que me tocaron vivir en casa y cómo no puedo explicarlas hasta ahora.

Katsumoto

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